La televisión está acusada de fomentar la violencia y el aislamiento, desconociendo por completo el poder de influencia que tiene sobre los telespectadores. Como en todo negocio, sin dudas que debe existir cierta ética comercial, y aunque las programaciones educativas no figuren al tope (ni lejos) de los rankings de audiencia, las empresas deben incluir en sus planillas contenidos culturales y espirituales. El auge que ha tenido la religión en las últimas décadas ha generado no sólo programas religiosos sino canales y señales completos, incluso de carácter multinacional.
La música cristiana y la televisión han estrechado lazos; la música cristiana y la televisión se han hermanados, junto con casi todos los medios de difusión, para llevar el mensaje de Dios a todos los puntos del globo. Muchos medios han encarado la tarea de una nueva evangelización, acorde con los tiempos y la tecnología actual. La música cristiana y la televisión con la amalgama perfecta para defender los valores humanos y cristianos a través de las letras, reflejo de las palabras de Jesús.
Es innegable y ampliamente conocida la llegada de la radio y la televisión hasta los confines recónditos del planeta. Millones y millones de personas están conectadas a los medios de comunicación. La música cristiana y la televisión son vocero y canal de una única misión, de un solo camino, aunque dicho con palabras distintas y en diferentes lenguas.
La música cristiana y la televisión han cobrado gran auge en América, con centros de producción exclusivos de programas cristianos. El Centro Televisivo Arquidiocesano, de Argentina, FCN Televisión, tv satelital gratuita, GloryStar, HRVC, de Honduras, Ministerio de Comunicaciones – The Back to God Hour, con sus programas “La vida ahora”, “Reflexión”, etc, TELCAT, multinacional que abarca América y el Caribe, que realiza su objetivo mediante la coordinación de iniciativas de producción, coproducción, comercialización y doblajes fomentando el intercambio de materiales, información y servicios, son sólo algunas de las empresas que se dedican a llevar la palabra de Dios, con diferentes temáticas, géneros, tanto para la televisión abierta como para cable y satélite.
La música cristiana y la televisión son fenómenos de masa, hitos sociológicos, que transitan de la mano el devenir de los nuevos tiempos. La música cristiana y la televisión aportan cada uno sus propias conquistas. Aunque los grupos de música cristiana convoquen multitudes la llegada de la televisión y de otros medios es impresionante.
Millones de televidentes, radioescuchas y cibernautas acceden a diario a letras, acordes, temas enteros de música cristiana, en síntesis, al mensaje modernizado, actual, de Jesús. La música cristiana y la televisión son el fin y el medio, respectivamente y viceversa, de la misión de la iglesia (en cualquiera de sus vertientes).
Conclusiones
La música cristiana y la televisión permiten a los obispos de cada una de las órdenes llevar sus ideas, su fe, sus vivencias y testimonios, a la tierra más fértil de una sociedad: los jóvenes. Éstos son los grandes consumidores de música cristiana y televisión, pues en ambas de asoman respuestas. Por ello es tan importante el papel que ha asumido la música cristiana dentro de la televisión, con recitales multitudinarios que hoy pueden ser vistos por todo el mundo con un simple clic en el botón de encendido.
Seguramente haya escapado de la mente de las generaciones de los últimos 1900 años la posibilidad de evangelizar a millones de personas desde la distancia, desde la comodidad de un púlpito privado, desde la intimidad de un estudio televisivo. El éxito de la música cristiana se hermana con el éxito de la televisión, justamente, para hermanar a los seres humanos.
Lo relevante seria que lo hicieran pero conforme a la sana doctrina de Jesucristo, no adulterando el mensaje a su propia conveniencia como suele suceder.